jueves, 30 de junio de 2011

No era un infiltrado, era un indignado

Lo llaman UNIÓN Europea (y no lo es)
Se llama Antonio José Mateu Herrero y ni trabaja para la Policía ni se coló en la manifestación para intentar radicalizarla ni tiene nada que esconder. “Tengo 53 años. Mi estética no es la mayoritaria en la plaza, pero soy un indignado más”, me explica Antonio. Estos últimos días no han sido agradables para él. Se ha hecho tremendamente impopular en Internet: es la persona rapada y con una camiseta roja que aparece en estos vídeos de las protestas de Valencia y que muchos –yo incluido– pensamos por su comportamiento que podía ser un policía de paisano. Antonio se ha puesto en contacto conmigo para explicarme su versión, que he comprobado como veraz.
Esta es su historia.

Antonio ha participado en la mayor parte de las protestas del 15-M desde el primer día. “No soy ni militante ni simpatizante de ningún partido político.
No me considero ni de izquierdas ni de derechas. Sólo he votado una vez en mi vida”. Incluso se ha llevado algún porrazo, que le dejó un rotundo moratón.
“Un policía infiltrado no se viene con estas pintas que llevo yo. Un cincuentón con la banderita de España. Pego más para infiltrado en España 2000”, bromea Antonio, que explica que la camiseta se la compró porque le gustaba el diseño. “El verano pasado, con el mundial de fútbol, había muchas banderas de España por todos los sitios”.
Cuando vio que estos vídeos empezaban a circular por la Red, y que le llovían los insultos en los foros, intentó hablar con los organizadores de la acampada de su ciudad, Valencia, para pedirles ayuda y que difundiesen la verdad. “Después de tres días, conseguí que me diesen un teléfono que nadie respondía y una dirección de correo. Mucho después, me contestó por mail el gabinete jurídico preguntándome qué quería que ellos hicieran. Les he pedido un comunicado donde expliquen que no soy un infiltrado pero aún no me han contestado”.
Antonio reconoce que, visto desde fuera, su comportamiento en los vídeos es un tanto inusual. “Pero si miras los vídeos con atención, estoy siempre donde están con los manifestantes. A los policías les decía: parece mentira, tíos, parece mentira lo violentos que sois”. Explica también que una de las veces que se va con un policía lo hace “porque le ha quitado la mochila a uno de los chavales, para que no se la quiten”.
Lo que Antonio lleva y que en el vídeo parecía un pinganillo, son en realidad unos auriculares “marca Bose” que llevaba enganchado a su teléfono móvil para “escuchar las noticias”. “Los perdí justo ayer, en el cine. No tenían micrófono, sólo eran unos cascos”.
Antonio sí estuvo en la Policía, pero fue hace 33 años, a finales de los 70. Cuando estaba haciendo la mili, con 20 años, le ofrecieron entrar en el cuerpo y aceptó porque pensaba que así podría regresar antes a su ciudad natal, a Valencia. No duró mucho allí, apenas tres años. “Un accidente me apartó del servicio, antes de que me apartara yo. Desde entonces no tengo ni he tenido relación alguna con ellos”. Una caída de un caballo le dejó una hernia discal.
“Me ofrecieron operarme, pero corría el riesgo de quedarme paralítico y no me atreví”. Dejó la Policía con una pequeña pensión de incapacidad que hoy sigue cobrando, “exactamente 223,28 euros al mes”. “Vivo de esa pensión y del alquiler de dos locales y medio que tengo”.
No fui el único que se equivocó al difundir que Antonio podía ser un infiltrado de la Policía, pero sí quiero ser el primero que le pida disculpas por ese tremendo error. Ya lo he hecho en privado, pero en estos casos la que cuenta es la disculpa en público. Le pido mil perdones otra vez.
Le he prometido a Antonio que haría todo lo posible para que la verdad corriese tanto por Internet como lo hizo la anterior mentira. Además de disculpas, porque también a vosotros os fallé, os quiero pedir algo más: que me ayudéis a que esta rectificación la lea cuanta más gente mejor.
El Escolar

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