“la violencia es sacar lo que sobra y el amor es poner lo que falta”“Un hombre -traje y sombrero, la valija tan vieja como su angustia- llega a una estación de micros. Está apurado. Pierde su colectivo y luego perderá varios más. Se sienta en un banco y comienza a pensar en voz alta. Habla de los mandatos, de la sexualidad, del matrimonio, del psicoanálisis y de las publicidades engañosas. Con humor y con canciones, se plantea criticar a la "cultura represora", con el fin de "romper el mandato y descubrir el deseo", Hay una ética de la resignación, del acostumbramiento y de la inercia.
“en una cultura no represora, una golondrina hace verano”
(aforismos implicados)
“La vida es lo que hacemos de ella” (aforismo hindú) |
El título de la obra funciona como un axioma: así no es la vida. Se resume en poder romper el mandato y descubrir el deseo, que no implica asegurarlo. Desde nuestra más tierna infancia, la cultura nos impone cosas que finalmente terminamos pensando que son las que nosotros deseamos".
Con más de 35 años de experiencia docente -en la UBA y en las universidades de Lomas de Zamora, La Plata, Rosario y Mar del Plata y en la clínica-, Grande cuenta cuáles son los puntos de encuentro entre sus trabajos como psicoanalista y actor. "Para mí, dar clases es un hábito y lo hago con mucha comodidad. Siempre me gustó conectarme con un público, con un auditorio. En cuanto a la experiencia profesional clínica, siempre dije que mis pacientes son el público más exigente. Le llega o no lo que le decís, te cree o no te cree. Hay tanto en la clínica como en la docencia, un entrenamiento de estar solo, pero nunca abandonado." En el espectáculo, Grande tiene un desopilante diálogo con una pelota, que no es otra cosa que una alegoría a los matrimonios destruidos o empecinados en continuar a cualquier costo. Casarse es, según el actor, otro gran mandato. "Estoy en contra del matrimonio, pero a favor de la pareja. El matrimonio es un mandato y la pareja es un deseo. El verdadero deseo no necesita legalización” (Roberto Durán. Diario Z).
Así es la Vida, es una obra de teatro de Malfatti y De las Llanderas, que inmortalizó en cine Enrique Muiño y Elias Alipi. Como toda definición categórica, fue tomada por la cultura represora para institucionalizar la ética de la resignación. El equivalente del mas actual “es lo que hay”, “no hay otra” “peor son los otros”, etc. Hoy que la política transcurre en lo que llamamos escenarios, me decisión sostenida desde hace 4 años de ocupar un escenario, es también un acto político. Y artístico. En algún momento, la medicina era el “arte de curar”. Ahora es el “arte de currar” y el curro tiene diferentes formas. Obras Sociales (no todas) Medicina Pre Paga (todas) Medicina Liberal (demasiadas). El cruce del lucro con la salud es letal. La relación costo beneficio mata la opción por los pobres, y para la oferta médica hegemónica, solo los ricos tienen derechos a la curación de sus enfermedades. Y a la realización de sus abortos. Pero medicina y arte sufrieron las consecuencias de un divorcio contrariado. La hiper tecnología de casi todas las prácticas asociada a la mercantilización de las organizaciones profesionales, llevaron a un punto límite de maltrato, muchas veces recíproco, a la denominada “relación médico paciente”. En diferentes hospitales del Gran Buenos Aires, invitado siempre por la Cicop, he dado conferencias sobre la problemática de la violencia institucional. Que, aunque incluye la violencia laboral, es más abarcativa. En realidad, la palabra violencia está mal empleada, o mejor dicho, bien empleada para la cultura represora. La violentación institucional, incluso la del sujeto, tiene a mi criterio más que ver con la crueldad a la que también denomino violencia tanática. La crueldad es la planificación sistemática del sufrimiento. La regulación de ese sufrimiento (mucho, poquito, nada) define la implicación política del gobernante. Un plan de gobierno que se llamara “sufrimiento cero” sería atacado por los jerarcas del pensamiento que seguramente escribirían trabajos con elogios al sufrimiento. O clasificarían al sufrimiento, igual que el colesterol, en un sufrimiento bueno y otro malo. La moral más reaccionaria ve en el sufrimiento, en su aceptación, en su estimulación e incluso en su disfrute, la esencia del humano piadoso y digno de dios. El sufrimiento inútil, innecesario, en exceso, es soportado porque “así es la vida”. Por lo tanto esa afirmación pasa a ser un mandato que nos impide rebelarnos y pelear por el derecho a la felicidad. Parecería que la alegría, el confort, la felicidad, el bienestar, fueran solo privilegios de la burguesía. La mansedumbre, el estoicismo frente a la desgracia, a la penuria, a la tristeza, marcaría una adaptación crítica o no crítica, activa o pasiva, a una realidad que siempre llegó para quedarse. “Así es la vida” es un catecismo perverso y asesino de esperanzas, proyectos, ilusiones, utopías. Y los mandatos solo pueden combatirse con la pluma, con la risa y la palabra. El humor es un disolvente universal de la solemnidad con la cual la mentira se viste de verdad. Por eso como docente, como psicoterapeuta y como actor, pretendo que el humor sea la constante del intercambio. No se trata de reíse de nadie, pero si se trata de sonreír con todos. El humor tiene su mejor espada en la ironía. En este caso, no solamente reímos, sino que también nos cuestionamos. Empezamos a implicarnos de otra manera, porque la risa compartida es una forma de compartir una convicción, aunque nadie lo afirme ni lo exprese en alta voz. Hay una saludable solidaridad en compartir risas y sonrisas, así como hay una enfermiza complicidad en compartir llantos y alaridos. El viernes 18 de mayo finalizan las funciones de Así No es la Vida en el teatro Sha. Pero como estamos convencidos que es una herramienta importante en la batalla cultural, el espectáculo espera ser invitado por toda organización que sostenga que “de pan y risa vive el hombre”. Rosario (Santa Fé) Victoria (Entre Ríos) Mar del Plata (Pcia. Buenos Aires) próximamente en San Luis, invitados por la Universidad Trashumante, son territorios donde pudimos contar porque “así no es la vida”. Y nuestro deseo es poder seguir contándolo.
“la vida es como nosotros la hacemos. Y en cada vida se repliegan y despliegan muchas vidas. Sin darnos cuenta, en el peor de los casos, transitamos una diversidad de ideas, sensaciones, deseos, motivaciones, que muchas veces ignoramos. En el mejor de los casos, esas vidas son sostenidas como nuestro mas bello tesoro y el justo legado que nos debemos a nosotros mismos. Solamente rechazando la vida por mandato, podremos encontrar la vida por deseo”.
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