Desde distintas organizaciones e individualidades del movimiento popular, nos sentimos indignados por esta no tan nueva modalidad del sicariato, que lleva un tiempo de instalada en nuestro país, cobrando sus víctimas en los movimientos obreros y campesinos, (por no decir exclusivamente), pero claro que no se trat de cualquier campesino, no es cualquier obrero, se trata de aquellos que están al frente de las luchas más loables y justas de sus compañeros de clase.
Tal es el caso concreto la UNETE-ARAGUA y la corriente C-CURA. El sicariato esta vez ha dado al traste con la vida de un humilde trabajador de la empresa Manpa-Higiénicos, del estado Aragua. Un dirigente y luchador cuyo único “delito” es haber sido miembro de la junta directiva del sindicato de MANPA y de la UNETE Aragua, se trató en este caso del camarada Jerry Díaz.
Uno más que engrosa la lista en la cual también lamentablemente quedaron nuestros hermanos de lucha Richard Gallardo, Luis Hernández y Carlos Requena.
Estamos seguros que se trata de un acto intimidatorio, para mantener amenazados permanentemente a quienes luchan contra la explotación, la corrupción y la burocracia patronal y sindical.
Con el grave atenuante de que, mientras aniquilan a nuestros compañeros, las instituciones responsables de hacer las investigaciones, mantienen la impunidad. Se trata de entes incapaces cuando las víctimas son pobres, pero muy diligentes cuando los afectados son burgueses.
Mientras tanto, la alta burocracia se ocupa sólo en hacer propuestas ridículas para seguir alimentado el ego del presidente Chávez, mientras el país está pidiendo a gritos se resuelva la cantidad de crímenes que suceden contra la clase trabajadora, campesinos e indígenas.
Estamos viviendo la más descarada inmoralidad, complicidad e impunidad de nuestra historia reciente.
Es un secreto a voces que existe complicidad silenciosa entre los que cometen sicariato y quienes tienen la responsabilidad de resolver, investigar y pronunciarse contra este flagelo. En estos casos, (asesinatos selectivos) la justicia venezolana duerme un sueño profundo, escurren el bulto, se hacen la vista gorda y juegan a la desmoralización y el cansancio de los compañeros, amigos y familiares de estas víctimas (¿será casualidad o se trata de un plan bien orquestado para aniquilar a la disidencia obrera?).
Una componenda, entre el gansterismo sindical, el Ministerio del Trabajo (que no resuelve los conflictos, torpedea a los sindicatos legitimados y favorece el paralelismo sindical mafioso, actuando al margen de la ley). Asimismo, el gobierno Regional y Nacional actúan con celeridad sólo cuando les conviene, lo cual crea un estado de persecución e indefensión en la clase trabajadora que ha degenerado en una cadena de asesinatos contra dirigentes sindicales, todos los cuales quedan inscritos en un incipiente terrorismo de Estado.
Mientras de manera risible y ridícula la Fiscalía designa un fiscal especial para que investigue la muerte del Libertador, las muertes de los dirigentes obreros revolucionarios quedan en la impunidad. ¿Qué cosa es esta? Si eso no se llama ocio entonces, ¿qué es? ¡Por Dios! Es una especie de delirio burocrático en el que los representantes del Ministerio Público buscan atornillarse en sus cargos complaciendo los desvaríos del jefe de Estado, mientras el sicariato político sindical es cada vez más frecuente.
¿Qué hacer? ¿Dejamos que siga adelante esa política de exterminio contra los dirigentes clasistas, contra los luchadores sociales, indígenas y campesinos?
¡Solo le pido a Dios, que el dolor no me sea indiferente, que la resaca a muerte no me encuentre vacía y sola sin haber hecho lo suficiente…!
.Fuente: LaClase
Estamos viviendo la más descarada inmoralidad, complicidad e impunidad de nuestra historia reciente.
Es un secreto a voces que existe complicidad silenciosa entre los que cometen sicariato y quienes tienen la responsabilidad de resolver, investigar y pronunciarse contra este flagelo. En estos casos, (asesinatos selectivos) la justicia venezolana duerme un sueño profundo, escurren el bulto, se hacen la vista gorda y juegan a la desmoralización y el cansancio de los compañeros, amigos y familiares de estas víctimas (¿será casualidad o se trata de un plan bien orquestado para aniquilar a la disidencia obrera?).
Una componenda, entre el gansterismo sindical, el Ministerio del Trabajo (que no resuelve los conflictos, torpedea a los sindicatos legitimados y favorece el paralelismo sindical mafioso, actuando al margen de la ley). Asimismo, el gobierno Regional y Nacional actúan con celeridad sólo cuando les conviene, lo cual crea un estado de persecución e indefensión en la clase trabajadora que ha degenerado en una cadena de asesinatos contra dirigentes sindicales, todos los cuales quedan inscritos en un incipiente terrorismo de Estado.
Mientras de manera risible y ridícula la Fiscalía designa un fiscal especial para que investigue la muerte del Libertador, las muertes de los dirigentes obreros revolucionarios quedan en la impunidad. ¿Qué cosa es esta? Si eso no se llama ocio entonces, ¿qué es? ¡Por Dios! Es una especie de delirio burocrático en el que los representantes del Ministerio Público buscan atornillarse en sus cargos complaciendo los desvaríos del jefe de Estado, mientras el sicariato político sindical es cada vez más frecuente.
¿Qué hacer? ¿Dejamos que siga adelante esa política de exterminio contra los dirigentes clasistas, contra los luchadores sociales, indígenas y campesinos?
¡Solo le pido a Dios, que el dolor no me sea indiferente, que la resaca a muerte no me encuentre vacía y sola sin haber hecho lo suficiente…!
.Fuente: LaClase
No hay comentarios:
Publicar un comentario