domingo, 6 de mayo de 2012

ENTREVISTA A MARIO ALBERTO GAYMÁS-Perú revela documentos de 1833 y 1982 sobre las Malvinas.

DICE LO SUYO



“Más bronca le tengo a Galtieri que a los ingleses”


 .“Nos le tengo rencor a los ingleses. Más bronca me da Galtieri que nos mandó a la guerra sin la preparación suficiente”, dice Mario Alberto Guaymás.

“Más bronca le tengo a Galtieri que a los ingleses”

Daniel Sagarnaga

A los 51 años, es uno de los sobrevivientes salteños del hundimiento del ARA General Belgrano. El buque más emblemático de la Armada Argentina fue torpedeado por un submarino nuclear inglés el 2 de mayo de 1982, durante la Guerra de las Malvinas y cuando navegaba fuera de la llamada “zona de exclusión” donde se llevaban a cabo las acciones bélicas.
De los 33 salteños registrados como caídos durante el conflicto, 25 se quedaron con el Belgrano, en mar abierto, cerca de la Isla de los Estados. Por ese entonces Mario tenía 22 años y había entrado en la carrera de suboficial de Marina, donde ejercía como timonel. “En esa época vivíamos en Tres Cerritos y éramos muy pobres. Yo ya había terminado la primaria en la escuela Urquiza e iba a la secundaria nocturna. Había mucha propaganda de todo eso porque estábamos bajo un gobierno militar y con un amigo, Laxi, decidimos entrar. Yo no pude ese año, así que entré al siguiente. Con ese amigo decidimos ingresar a la fuerza juntos y nos salvamos juntos, en la misma balsa que usamos cuando torpedearon al Belgrano”, cuenta.

La historia de la emblemática fragata nacional comienza el 12 de abril de 1951, cuando en la Base Naval de Filadelfia, EEUU, la Armada Argentina tomó posesión del USN Phoenix, que primero se llamó 17 de Octubre y luego ARA General Belgrano. Había servido a ese país desde el 3 de octubre de 1938. Durante la Segunda Guerra Mundial operó en la costa oeste y se encontraba en el interior de Pearl Harbor el día del ataque japonés. El Phoenix escapó sin daños. Luego se unió a una fuerza de tareas, cuya misión era localizar y neutralizar los portaaviones japoneses. La nave, con esta consigna, fue enviada a Java, Bombay, Ceilán y patrulló el océano Indico. Comisionada en el Pacífico Sur, bombardeó el Cabo Gloucester, participó en el ataque a Nueva Guinea, donde recibió bombas enfrentándose a los aviones kamikazes. Ese año participó con sus cañones dirigidos por radar en el hundimiento de los acorazados Yamashiro y Fuso y del cañoneo al Mogami y a los destructores japoneses Yamagumo, Asagumo y Asashio. Cuando Japón capituló, pasó a la reserva en 1946. Luego fue retirado con nueve estrellas de combate y estuvo 5 años aguardando desguace o venta junto a otros de su clase. Fue vendido a la Argentina junto al USS Boise CL-47, por 7,8 millones de dólares, que incluían la reparación
Mientras controlaba el paso de naves inglesas desde puertos chilenos hacia las islas Malvinas, el 2 de mayo de 1982 recibió los torpedos del submarino Conqueror. Los dos disparos que recibió el crucero (de los tres lanzados, ya que uno rebotó sobre una de sus escoltas, el Comandante Bouchard) determinaron su hundimiento, con la pérdida de 323 de sus tripulantes al mando del capitán de navío Héctor E. Bonzo.

“Si bien los muchachos que estaban en las islas la pasaron mucho peor, la mayoría de las cosas estuvieron mal distribuidas. Lo que puedo contar es que cuando practicamos tiro con antiaéreas en la Isla de los Estados, las municiones no daban en el blanco. Y era porque estaban obsoletas, así que tuvimos que volver al continente a cargarlas. Bueno, una de las razones por las que no pudimos detectar al submarino inglés fue porque no contábamos con sonares que llegasen a las profundidades en las que se manejaba un submarino como el Conqueror. Y, según me contaron, las cosas siguen igual”, reflexiona Guaymás.
.- ¿Se acuerda del momento del ataque?

.- Como si hubiese sido hoy. Yo estaba descansando porque teníamos que tomar la guardia a las 20. El primer impacto dio en la popa y me tiró del catre. En ese momento no entendía nada. Ya nos volvíamos al continente y estábamos fuera de la zona de guerra, por eso nos sorprendió a todos. Cuando explotó el segundo torpedo nos dimos cuenta de lo que pasaba, que no era joda. Ahí nos quedamos sin luz porque el proyectil dio en el generador de electricidad. Algunos muchachos tenían linternas, otros manoteaban en la oscuridad, buscando las mochilas de sobrevivencia. Cuando salimos a la cubierta principal no lo podíamos creer: el barco tenía una escora de unos 30 grados. Miro a la proa y ­no existía! El torpedo había arrancado unos 15 metros del barco. La situación no podía ser peor: había un mar picado, con olas de cinco metros, fríos bajo cero, vientos. Una vez en la cubierta principal tiramos las balsas salvavidas desde babor, que era la parte más cercana al agua, por donde el buque estaba inclinándose sobre el agua empetrolada. La nuestra era una balsa para 20 personas, pero al final entramos 32. Recogimos la gente que pudimos, a los camaradas, hasta que un oficial que se vino con nosotros en medio del griterío nos dijo que ya no cargáramos a más personas. Pero el número nos ayudó contra el frío. Supe de otros muchachos que se fueron solos en un bote y los encontraron congelados.
.- ¿Cuánto tiempo estuvieron en la balsa? .- Unas 27 horas, más o menos. Después fuimos rescatados por el Bouchard. Si le hubiera explotado el torpedo o si los ingleses se hubieran encarnizado sobre los barcos escoltas, yo no estaría aquí. Había mucha gente... El peor miedo era que nos llevase la succión del Belgrano al hundirse. Pero se fue mansamente. Tardó una hora en irse. Tal vez fue la naturaleza o Dios, pero cuando tuvimos que alejarnos, amainaron el viento y el oleaje y pudimos bajar sin problemas. Nosotros decíamos “lo último que se entrega es la insignia” y así fue. Lo último que vimos irse del Belgrano fue la bandera argentina. Todos, aun los que estaban flotando en el mar, gritamos “­Viva la Patria! ­Viva el Crucero General Belgrano!”, como una sola voz, sin que lo hubiésemos decidido. Ahí quedaron 323 camaradas. Nosotros teníamos los botes atados unos con otros, pero con el oleaje corríamos peligro de romper las lonas o darlos vuelta. Así que cortamos las sogas y navegamos al garete.


.- ¿Conocía a otros salteños que hayan ido con usted? .- ¡Eramos muchos changos! Excepto a mi amigo Laxi, al que conocía del barrio y con el que nos juntábamos permanentemente. Nos embarcamos juntos y nos salvamos juntos. Teníamos las cabezas cargadas de proyectos. El no suele ir a los actos, ni a hablar del asunto, menos para estas fechas. Le agarra nostalgia, no le gusta, no se siente bien.



.- ¿Cómo fueron esas horas de supervivencia?

.- Extremas! Hacía mucho frío y no teníamos la ropa necesaria para temperaturas tan bajas. Nos orinábamos encima para calentarnos, pero era inútil, a los minutos ya estábamos fríos de nuevo. A las 5.30 de la tarde ya estaba oscuro y la temperatura bajaba más todavía. Resulta que no pudimos cerrar el techo de la balsa porque se había roto el cierre, así que el agua entraba y dos compañeros que tenían casco achicaban. No dormimos en toda la noche porque las olas eran tan altas que cargaban la lona del techo del bote y teníamos que empujarla desde abajo para vaciarla. Había algunos changos que contaban chistes, otros que cantaban; en realidad hacíamos cosas para no pensar en la suerte que estábamos corriendo. Por suerte, a las 27 horas nos recogió el destructor Bouchard. Para el mediodía del 3 de mayo oímos el motor de una nave de reconocimiento argentina y ahí nos dimos cuenta de que nos habíamos salvado. Nos esperaba un chocolate caliente y un baño con agua hirviendo. Yo no sentía las piernas. No sé qué hubiera pasado si nos quedábamos más horas al garete. Hubo otros muchachos estuvieron incluso cuatro días en alta mar. Estaban en la operación de rescate el Bouchard, el Bahía Paraíso, el Almirante Irízar y el Gurruchaga, que era un buque aviso, el más pequeño de todos y que sin embargo es el que más gente salvó. Después nos fuimos al continente, donde nos dieron ropa polar, ¡recién!

.- ¿Por qué, supone usted, atacaron al Belgrano a 210 millas de la zona de exclusión?

.- Creo que fue una decisión política. Era el único que tenía una potencia de fuego de 15 cañones de 6 pulgadas, con efectividad de 30 kilómetros y podía poner resistencia en caso de desembarco, cosa que se produjo a continuación. Alguien dijo "Hundan al Belgrano" y fue lo que se hizo. Nosotros teníamos armamentos de la Segunda Guerra Mundial, ellos tenían una potencia tecnológica que nos superaba por medio siglo de adelantos. La aviación naval argentina contaba con misiles Exocet y aviones Super Etendard, pero todo el resto era obsoleto
.- Si tuviéramos el armamento, la tecnología, ¿cree en la posibilidad de una guerra para recuperar las islas?

.- Creo que por derecho, por geografía y por historia, las Malvinas pertenecen a la Argentina. Toda la ONU está de acuerdo con eso, menos las grandes potencias, por supuesto. Pero no creo en la confrontación bélica para recuperar las islas. La guerra no le sirve a nadie. No lleva a ningún lado. Creo que está bien el reclamo que está llevando adelante el Gobierno nacional junto a los demás países del continente. Ya estamos en el siglo XXI y no deben seguir existiendo colonias en ninguna parte el mundo.

.- ¿No quedó con rabia con los ingleses?, ¿con ganas de revancha?

.- Con los ingleses no. Más bronca me da Galtieri, por cómo nos mandó a una guerra que se armó para que el Gobierno militar se mantuviera en el poder. En esos años habían comenzado los estallidos sociales y Galtieri inventó esta guerra para levantar el aplazo. Pero ¡a qué costo! Creo que mucho tuvo que ver el abuso de alcohol que tenía encima por esos días.

.- ¿Cómo quedó luego de esta experiencia?

.- Al año renuncié a la Marina y volví a Salta. Al principio estaba muy mal. Si no hubiese sido por el apoyo que me dieron de mis viejos, no sé qué hubiera pasado. Ellos ya no están pero siempre me acompañan. Mi padre era de La Merced, hombre de campo, y quería mostrarme su firmeza cuando volví, pero no pudo, se le llenaron los ojos de lágrimas. Conseguí mi casa propia, luego el recordado Roberto Romero nos hizo un lugar en la administración pública a los ex combatientes y eso fue algo que salvó la vida de muchos. Hoy estoy casado, soy padre de tres hijos, pero de vez en cuando me agarra la nostalgia, por todos mis camaradas, por tanta gente que quedó allá en los mares del sur. Hay changos que se han dedicado al alcohol, otros de a poco han podido salir. Aquí en Salta no se suicidó ninguno, pero sé que en Buenos Aires sí, y era gente a la que yo conocía
.- ¿Cree que la gente recuerda este hecho como debe ser?

.- Para nada. El otro día vi una encuesta por Canal 11 donde le preguntaban a la gente si sabía qué había pasado el 2 de mayo de 2012, si habían escuchado hablar del ARA General Belgrano. Actualmente hay una profunda "desmalvinización" que se llevó a cabo con mucha mala intención. Creo que debe recordarse en actos públicos el sacrificio de tantos argentinos que dieron su vida. Esa conciencia nos haría bien a todos.

.- ¿Qué es lo que más duele a un ex combatiente?

.- El recuerdo de los camaradas. El saber que no hay un cuerpo al cual despedir, y, por supuesto, la desidia de la sociedad. Pero sé que algún día nos juntaremos nuevamente todos los que servimos en el ARA General Belgrano. Ese es el destino del marinero. A veces escucho a los camaradas que quedaron en el vientre del crucero, llamándonos desde el fondo del mar. Y entonces estoy seguro de que nos esperan para que cuando estemos juntos nuevamente, nos lancemos a navegar por la eternidad.

Fuente:ElTribunoSalta
.Durante la guerra de 1982

Perú revela documentos de 1833 y 1982 sobre las Malvinas
.Notas oficiales intercambiadas por los gobiernos argentino y peruano en 1833, cuando Gran Bretaña tomó las islas Malvinas.

sábado 05 de mayo de 2012
Los documentos fueron exhibidos días atrás en la sede de la Cancillería argentina por el congresista peruano Víctor García Belaúnde, quien era secretario del Consejo de Ministros en 1982, durante la presidencia de su tío Fernando Belaúnde Terry.











García Belaúnde presentó fragmentos de desgrabaciones de siete conversaciones telefónicas que Belaúnde Terry y su canciller, Javier Arias Stella, mantuvieron con diversos interlocutores entre el 1 y el 3 de mayo de 1982.
Por esos días, el gobierno de Estados Unidos aún intentaba mediar para evitar el conflicto armado entre la Argentina -cuyas tropas habían desembarcado el 2 de abril en las Malvinas y desde entonces controlaban el archipiélago- y Gran Bretaña, y había recurrido a los buenos oficios de Belaúnde Terry debido a la histórica amistad entre la Argentina y Perú.
En la primera de esas comunicaciones, ocurrida el 1 de mayo por la mañana, el entonces secretario de Estado de Estados Unidos, Alexander Haig, advierte a Belaúnde que “los ingleses vencerán” porque “tienen un armamento muy sofisticado que los defensores de las islas, por valiente que sea su resistencia, no podrán contrarrestar”.
Esa noche, el canciller peruano, Javier Arias Stella, tomó contacto con su colega argentino, Nicanor Costa Méndez, para “auscultar los ánimos de predisposición ante un eventual ofrecimiento” de un plan de paz y “tuvo que esforzarse mucho” para que el presidente argentino, Leopoldo Galtieri, accediera a conversar con Belaúnde.
El intercambio telefónico entre los dos mandatarios se produjo finalmente en la madrugada del 2 de mayo. “Es mi deber decirle que he creído ver en el secretario de Estado (Haig) una honda preocupación por una cierta intransigencia del otro lado (Gran Bretaña)”, le advierte Belaúnde a Galtieri.
El presidente de facto argentino, que llamaba a Belaúnde “doctor” pese a que era arquitecto, le responde: “Nosotros no vamos a cambiar la soberanía por nada, doctor, eh... Mire, doctor, en la Argentina, después de 150 años (de usurpación de las Malvinas por Gran Bretaña), uno año o dos no me preocupa. Lo que me preocupa es que no sea un año sino 150 años más.”
En la mañana del 2, Belaúnde Terry conversó con Costa Méndez acerca de aspectos formales del texto de la propuesta de mediación que llevaba adelante el gobierno peruano.Al mediodía volvieron a conectarse Belaúnde Terry y Galtieri. “Sí, por supuesto, lo que habló Costa Méndez vale, pero no me obligue a darle una respuesta porque no puedo; comprenda, yo también tengo mi senado y debo consultarlo”, dijo el mandatario argentino.
Según García Belaúnde, el presidente peruano nunca supo si la metáfora del senado se refería a la opinión pública o al resto de la cúpula militar, dado que durante la dictadura argentina no funcionó ninguna forma de parlamento.
Como es sabido, el llamado “Plan de paz” de Belaúnde Terry proponía la “cesación inmediata de las hostilidades”, el “retiro simultáneo y mutuo de las fuerzas” y la “presencia de representantes ajenos a las dos partes involucradas en el conflicto para administrar temporalmente las islas”, entre otros aspectos, con el objeto de entablar negociaciones para que “antes del 30 de abril de 1983” pudiera suscribirse un “acuerdo definitivo”.
Galtieri y Belaúnde conversaron una vez más en los primeros minutos del 3, cuando ya era público que las tropas británicas habían torpedeado al crucero argentino General Belgrano fuera de la zona de exclusión.
Por otra parte, García Belaúnde exhibió copias facsimilares de notas guardadas en el archivo de la Cancillería de Perú, muy probablemente inéditas en la Argentina, que fueron intercambiadas por las autoridades de ambos países en 1833, a partir de la invasión de las Malvinas por parte de Gran Bretaña.
Ese intercambio se produjo a partir de la solicitud de antecedentes por parte del ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores de la provincia de Buenos Aires, Manuel Vicente Maza (entonces las Provincias Unidas del Río de la Plata carecían de gobierno nacional y las relaciones exteriores estaban a cargo de las autoridades bonaerenses) y del cónsul general argentino en Perú, José de Riglos.
La inquietud los funcionarios argentinos, respondida tiempo después por el canciller peruano, Manuel del Río, se debía a que antes de la creación del Virreinato del Río de la Plata, en 1776, las Provincias Unidas, y por lo tanto las Malvinas, formaban parte del Virreinato del Perú.

Fuente: ElTribunoJujuy

Publicado por Colectivo Ex P. Pol

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