sábado, 12 de mayo de 2012

Se realizará inspección en el destacamente de la Policía Federal de C. del Uruguay

investigación de los hechos ocurridos en el C. del Uruguay con una inspección ocular
de la Policía Federal de La Histórica.
Martn Turriani Este tramo de proceso se tratará específicamente la causa Nº 1.960/10, en el que la semana que viene se dará cierre a la investigación de los hechos ocurridos en el C. del Uruguay con una inspección ocular de la Policía Federal de La Histórica. Los procesados en esta instancia son: Albano Harguindeguy (Ministro del Interior de Videla), Francisco Crescenzo (Oficial de la policía Federal Argentina), Julio César Rodríguez (suboficial que prestó servicios en la delegación de Concepción del Uruguay de la Policía de Entre Ríos) y Juan Miguel Valentino (Mayor, jefe del Escuadrón de Caballería Blindada 2 de Gualeguaychú). Los delitos de los que se acusa a estos cuatro ex militares son: asociación ilícita, violación de domicilio, privación ilegal de la libertad y torturas.

El primero en declarar este viernes fue Ramón Benítez, quién en 1977 militaba en el Partido Comunista de C del Uruguay. Benítez narró ante el Tribunal que en 1977 recibió en su casa una citación para que se presente en la Policía de la provincia. Se presentó en la policía de suburbios donde pasó la primera noche, luego estuvo en el Ejercito y la Departamental de la Policía de la Provincia, donde paso una noche en cada lugar, para terminar su derrotero en la Policía Federal de C. del Uruguay. Continuando con su relato Benítez afirmó que: “en la Federal me tenían en un calabozo donde todas las noches me interrogaban y me torturaban”.
Es testigo, a quien se notaba muy nervioso y hasta angustiado, dijo no haber visto a nadie en en las mismas condiciones que él, pero que todas las noches escuchaba “alaridos desgarradores”. Benítez le dijo al tribunal que hasta el día de hoy sufre dolores en su columna producto de una patada que le dieron en una sesión de tortura y que no pudo identificar a ninguno de sus agresores porque siempre lo tenían encapuchado y esposado.

Pasado un mes de su llegada a la Policía Federal, Benítez fue trasladado al Regimiento de C. del Uruguay donde dos militares a los que identificó con los apellidos Delpierri y Palacios le dijeron estaba liberado, pero que tuviera cuidado porque iba a seguir siendo vigilado.
Benítez también se referencia a que en 1974 hizo la el servicio militar obligatorio en Córdoba. Al respecto dijo el testigo:”nos instruían como teníamos que tratar a los detenidos para que nos de información, como teníamos que apretarlos”.
Roberto Scheothauer fue el segundo en declarar. El testigo propuesto por la defensa dijo que en marzo de 1975 se inició como soldado en el Regimiento de Gualeguaychú. Scheothauer dijo que en 1976 fue designado como chofer del entonces jefe del Regimiento, mayor Valentino. El testigo dijo no haber visto, ni sabido de ningún comentario sobre la existencia de detenidos en el destacamento militar.
En el transcurso de su relato Scheothauer dijo en referencia al periodo de la dictadura que “había que cuidarse mucho, había un gran problema en la calle, en los montes tucumanos. Uno tenía que estar armado”.

Al final de su testimonio Scheothauer se dirigió al tribunal dirigido por Liliana Carnero “el tribunal debe tener en cuenta la época. Los militares teníamos miedo, eran tiempos muy difíciles”.
El último en declarar fue José Antonio San Román, quien vivía en calle San Martín 581, frente a la Policía Federal de Concepción del Uruguay. San Román vivió allí hasta el año 1976 pero no pudo especificar hasta que mes, por lo que no se pudo establecer si estaba en el lugar al momento de los hechos denunciados.

 Fuente. Causas Judiciales
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