El gobierno está a la defensiva, aturdido y sin respuestas y ni se le ocurre denunciar el caso ante las bases y movilizar. Por su parte, los opositores se hacen los suecos y ni oyeron hablara de la embajada. En cuanto a los servicios, por definición es imposible democratizar un aparato secreto, con fondos y métodos incontrolables, dirigido verticalmente por un puñado de personas sn nadie que las controle.
Guillermo Almeyra
Al gobierno no le convenía para nada un caso semejante en esta situación económica y enfrentando a las elecciones generales con candidatos inseguros e improponibles, sin bases movilizadas y enfrentando además con la burocracia sindical, y también con los sectores obreros más radicales, sin disponer de aparatos de control y mediación. De ahí su confusión y su actitud defensiva ante la violenta ofensiv de sus enemigos (Nisman, La Nación, Clarín, los isrealíes -más que israelitas- de la DAIA y la AMIA, los partidos de la derecha y extrema derecha). De ahí también que deje librado a su suerte a D'Elia, acallado como boludo modesto.
El gobierno tolera cualquier cosa, hasta que un recién llegado embajador yanki vaya al entierro del hombre que acusa de un delito inexistente a la Presidente y al ministro de Relaciones Exteriores, lo elogie a pesar del hecho evidente de que no hay allí autoridades oficiales. No utiliza a fondo el hecho de que Nisman reportaba directamente a la embajada yanqui, recibía instrucciones de ésta y de los servicios y tenía excelentes contactos con el Mossad.
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