domingo, 6 de diciembre de 2009

Panamá: El peligro de ser indígena

Panamá: Ser indígena se está poniendo peligroso en Panamá

Movimiento de la Juventud Kuna, 3 de diciembre 2009.- Pertencer a un pueblo indígena se está poniendo peligroso en Panamá. De un plumatazo se borran acuerdos internacionales con el Banco Mundial que elimina el Programa de Educación Intercultural Bilingüe, que como en tiempos de la colonia española se quemaban códices Mayas, los grabados indígenas, la historia, la lengua. Lucy Molinar, la actual Ministra de Educación está prohibiendo soñar, hablar, escribir en lengua Kuna, Gnäbe, Emberá, Buglé, Bri Bri a las siguientes generaciones.
Ser miembro de una comunidad indígena es imposible, ni pensar en participar en ceremonias, practicar danzas ancestrales, contar cuentos a orillas de las nubes, beber agua fresca de las cordilleras. En pleno corazón de la Comarca Ngäbe Bugle el gobierno ha manifestado la apertura de la Minera de Cerro Colorado, sin importarles los poblados indígenas que se encuentran aledañas. Ser indígena para el Estado significa: invasor, errante, extranjero en sus propias tierras y territorios.

Ser Pueblo Naso implica peligro para la empresa Ganadera Bocas S.A, porque violenta el derecho a la propiedad privada que está por encima de la propiedad colectiva y nada vale que la Nación Naso estuviera antes de la creación de Estado panameño, mucho antes de la invación y colonización española, mucho antes que esta empresa comprara esas tierras. Ser del Pueblo Naso significa para el gobierno: Pueblo en vía de extinción, que al expulsarlos de sus tierras ancestrales servirán de pasto para el engorde de las vacas.

Ser niña o niño Buglé, Wounaan o Dule, es estar en la estadística de mayor alto de analfabetismo en Panamá, es el índice mayor de muertes y desnutrición infantil. El gobieno justifica que estos niños indígenas no merecen sus tierras heredadas de sus ancestros, por el alza de la gasolina, por el aumento del costo de la electricidad y que el sacrificio de un pequeño grupo de infantes significaría un alivio a la ciudadanía panameña, a la empresa privada, a las transnacionales que invierten y generan ingresos en el país. Ser niño indígena significa pobreza para el nuevo gobierno, seres sin herencia cultural o sin derechos a la tierra a pesar de que vivan en tierras con rica diversidad biológica.
Ser Ngäbe, Emberá, Teribe, Wounnan, Buglé, Naso, Bri Bri, Kuna tiene el terrible pensamiento, la maldita forma de ver, oler, oír, sentir la tierra no como un bien, un valor, una cosa sino como ser viviente Nuestra Madre Tierra, los ríos hermanos, el mar nuestra abuela, los árboles nuestros hemanos, las estrellas nuestras hermanas, ese extraño pensamiento, sentimiento nos llega a través de historias orales, de la sangre derramada de millones de los nuestros, como verla morir, como escucharla morir detrás de una cerca de ganados, desangrada por minas, hidroeléctricas. Ser indígena para el gobierno de Martenilli es tener malos sentimientos, perversos sentimientos.
La política del nuevo gobierno hacia los Pueblos Indígenas ha sido en los primeros 6 meses de amenazas, expulsión de sus territorios, balas, perdigones, destrucción de casas, hambre, muerte, promueve la división de las dirigencias indígenas, firma acuerdos con supuestos dirigentes, irrespeta a las instituciones política tradicionales, utiliza medios de información para promover las bondades de la minería e hidroeléctricas, expresa a través de sus ministros que no crean en los derechos ancestrales ni en los acuerdos internacionales sobre Derechos de los Pueblos Indígenas..
Antepone las balas al dialogo, impone 21 concesiones mineras en los territorios ancestrales, expropia costas para el turismo residencial. El principio de consentimiento previo, libre e informado les vale mierda. Ser defensor de la Tierra, ambientalista, dirigente, se está poniendo peligroso en Panamá.
.-.-.-.-.-"Uno no vende la tierra por la cual camina su pueblo", Tashuhka Witko "Caballo Loco"
1840- 1877




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