Por Unai Aranzadi
Por segundo año consecutivo, la organización Reporteros Sin fronteras (RSF) permaneció impasible frente al golpismo que atemoriza a medios y periodistas en Honduras, decidiendo, una vez mas, no incluir a ningún actor de la asonada en su influyente lista de "depredadores de la libertad de prensa".
Ni ejército, ni gobierno, judicatura o policía, nada. En Honduras, país donde antes del golpe de Estado morían dos periodistas al año y ahora son diez, los profesionales de la información, especialmente aquellos críticos con el golpe cívico militar de la derecha, parece que se mueren por capricho, aburrimiento o magia.
El año pasado Benoit Hervieu (responsable de América para RSF) escribió que, de toda la pavorosa cantidad de periodistas asesinados, ellos solo contabilizaban "uno", un solo periodista asesinado por el golpismo. Pero aún aceptando que solo fuese uno, para él y RSF, un solo asesinato de Estado (si este viene ordenado por la derecha) no es motivo suficiente para incluir en la lista de "depredadores" a ese Gobierno, Estado, mandatario o fuerza pública.
Por el contrario, sí serán sujetos de acusación y notable señalamiento, quienes no estén alineados ideológicamente con las instituciones que financian RSF. Es por tanto depredador, no en realidad quien mate o no mate, sino quien no esté del lado de la agenda política que RSF en realidad representa.
Organizaciones un poco mas serias que RSF, como Amnistía internacional o Médicos Sin Fronteras, jamás vivirían del dinero de las arcas de Washington o de los grandes complejos empresariales de Francia, como si hace abiertamente RSF (la cual ha llegado a recibir fondos de la ultraderecha armada de Florida). Esteban Beltrán, director de Amnistía Internacional lo explicaba así:
"Quien paga manda, por lo que una organización verdaderamente independiente jamás debería mezclarse con gobiernos y corporaciones". Quizás de este modo una organización pueda ser órgano de consulta de las Naciones Unidas, como es el caso de Amnistía Internacional, y no repudiada por la ONU, como sí ha sido el caso de la muy poco transparente RSF.
Pero este año hay cinismo y novedades. Para justificar su silencio y apaciguar la indignación que su descarado apego al neoliberalismo comienza a generar, RSF ha decidido incluir a un personaje hondureño en su lista de "depredadores de la libertad de prensa".
Se trata del magnate Miguel Facussé quien es responsable del hostigamiento a la democracia en general y dos radios comunitarias en particular. Sin embargo, en esta maniobra propagandística (si te financia la FNAC o el grupo Vivendi mucho se aprende) RSF lo presenta como un caso aislado, en el que el poder y la responsabilidad de éste comienza y acaba con el individuo en cuestión. ¿Acaso no hay estructura legal que lo permite?
Da la casualidad de que quien escribe es reportero con amigos en Honduras, miembro de la Asociación de Medios Comunitarios (AMARC) y simpatizante de la las humildes radios populares, incluyendo una de las emisoras censuradas.
Aquel día en el que Miguel Facussé consiguió cerrar La Voz de Zacate Grande, yo mismo me encontraba allí. ¿Cómo consiguió este millonario cerrar esa modestísima radio comunitaria?, ¿él solo?, ¿él solo con las milicias que suelen disparar a los que caminan descalzos? No. Fue un deseo de Miguel Facussé ejecutado por:
1. La fiscalía, 2. La policía, 3. El ejército, es decir, el golpismo, el Gobierno, el poder del Estado que ese día se manifestó en decenas y decenas de militares armados, sembrando el terror al tiempo que cerraban la radio y ponían una cinta amarilla que rezaba "escena del crimen". ¿Por qué no habéis incluido en vuestra lista al régimen que, no solo permitió, sino ejecutó semejante crimen?, ¿con qué facilidad han olvidado que el director de esa radio está aún recuperándose de varios impactos de bala?
La decisión de RSF es mezquina y sumamente cobarde. Pueden decir una y mil veces que han sacado pequeños comunicados denunciando algunos de los atropellos sucedidos en Honduras, pero ellos saben que éstos se pierden en un océano cibernético de párrafos efímeros por inconexos. Lo que influye, lo visible, lo que atrae a cientos de cámaras el tres de mayo (día de la libertad de prensa) y tiene poder para salvar vidas o hacer daño, es su famosa lista de "depredadores de la libertad de prensa", ellos bien lo saben, sin embargo, año tras año, redundan en un silencio cómplice y cínico.
El mundo ha de ser libre, y la prensa que nos lo describa también diversa, por mucho que RSF, el poder que los sustenta y los asesinos de periodistas en Honduras no lo entiendan.
La libre expresión ha de ser tan plural e inclusiva que hasta organizaciones como RSF deben tener derecho a contar cómo entienden ellas la prensa y la información. Sin embargo lo preocupante, lo que genera tiranía y exclusión, es el hecho de que el sistema de medios dominante, aquel que se sostiene con el dinero de un sistema injusto y no con la construcción desde abajo, nos presenta a RSF como la voz de los reporteros del mundo.
Esa es la batalla democrática que los periodistas que creen en el derecho a la vida digna para todas y todos, debemos dar. Recuperar la voz popular para explicar al mundo que RSF no nos representa.
Ellos sólo son los estómagos del poder, y tienen la maldita plata por patria y por frontera.
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