Una de las calles vacías del pueblo de Santa Ana del Águila, en el municipio mexicano de Ajucitlán del Progreso, donde casi no queda nadie y las casas y negocios están cerrados y muchos de ellos con señales de haber sido baleados. Daniela Pastrana/IPS
Ajuschitlán, México, 5/02/2015
El Cerro de Águila, que hace dos siglos fue refugio de insurgentes independistas en México, es ahora un bastión de grupos criminales que se disputan el control de la zona y del próspero tráfico de amapola, dejando a su paso un reguero de pueblos fantasmas.
Desde esta montaña se puede observar quienes entran o salen de muchas comunidades de esta región, denominada Tierra Caliente, y que se extiende por la cuenca del río Balsas, en el sureño estado de Guerrero y en los municipios colidantes de los vecinos estados de Michoacán y de México.
Esos estados fueron protagonistas en la criminalidad asociada con el tráfico de drogas durante 2014; Michoacán, por ser el estado que armó a fuerzas paramilitares , conocidas como autodefensas, México, en el que el ejército ejecutó al menos 15 civiles y Guerrero donde polícias municipales emboscaron y desaparecieron a 43 estudiantes campesionos
"Lo que hay es lo de siempre: se llena de polícias y Ejército, pero no pasa nada, no hay detenciones importantes. Yo ya lo dije: no los queremos aquí, en la cabecera municipal, que vayan a cuidar las comunidades, que es donde hacen falta": alcalde José Carmen Higuera.
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