Maryclen Stelling |
En ocasiones anteriores hemos reflexionado sobre la violencia representada, manejada por los medios de comunicación y manipulada como mercancía. Es indudable el valor informativo y mercantil que, en el mundo actual, han cobrado la muerte, la sangre, los asesinatos… Suerte de carácter necrófilo de la noticia, que se ha hecho más evidente en ocasión del sentido de espectáculo dado a la muerte de Gadafi.
La lógica del espectáculo en perfecta comunión con la política y el amarillismo sensacionalista dominó la noticia de la captura, asesinato y posterior manejo del cadáver. Los medios convertidos en vitrina necrofílica reseñaban que “El cuerpo del líder fue depositado en un centro comercial” y los “Libios hacen largas colas, de manera ordenada… para ver el cadáver de Gadafi”, mientras el Consejo de Transición decide dónde y cuándo lo entierra. Confluyendo así diferentes intereses en una suerte de perversa combinación necrofílica-mediática-política.
Imperó en los medios un sentido de atracción morbosa por la muerte/asesinato de Gadafi. Necrofilia no sexual que se manifestó en el deseo de contemplarlo mediáticamente y en la aspiración de estar cerca de su cadáver gracias a los medios de comunicación social.
El amor informativo por la muerte y el deseo de contemplar cadáveres en combinación con una suerte de venganza político-informativa, condujo a exponer física y comunicacionalmente a Gadafi en su máxima desnudez. Y al mejor estilo hollywoodense el espectáculo de la muerte convirtió al mundo entero en una gran morgue que permitió expresar sentimientos encontrados, tales como odio, venganza y “amor por lo muerto”.
¿Será cierto que “La necrofilia mediática se alimenta de cadáveres exquisitos” Por necrofilia se entiende tanto la atracción morbosa por la muerte o por alguno de sus aspectos, como la perversión sexual de quien trata de obtener placer erótico con cadáveres.
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maryclens@yahoo.com
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