Ali al Naimi a sus 80 años pone a temblar el mercado del crudo cada vea que habla. Deja en aprietos a los ministros de finanzas de los países productores y a los consumidores les desfonda el bolsillo.
El salón de reuniones de Opep en Viena, una nube de cámaras y lentes apuntó hacia el hombre pequeño y de andar firme procedente de Riad que ingresaba a la crucial reunión del 27 de noviembre pasado. Todos sabían que él tenía en su mano la lleve para cerrar o abrir el grifo del petróleo. Para detener la brutal caída de los precios -30 dólares en cuatro meses o para llearlos al fondo. De Londres a Nueva York, de Zurich a Hong Kong, todos estaban a la expetiativa, mientras los flashes deslumbraban al saudita de 79 años, responsable del crudo en su país y, sin duda, el más influyente del mundo del petróleo. Ese día, que ya es histórico, Alí al Naimi, mantuvo su decisión de no recortar la producción, llevando consigo a doce miembros del cartel. El precio del petróleo entró, entonces, en caída libre. En los dos meses siguientes descendió por debajo de los 50 dólare por barril!. Y, al parecer, no ha tocado fondo.
Suficiente ilustración para confirmar por qué Forbes ha colocado a Alí Ibrahim al Naimi en el puesto cincuenta entre los hombres más poderosos del planeta. Una condición de la qe nunca ha hecho gala este musulmán sunita que se siente orgulloso de su origen beduino, nacido en el seno de una familia humilde del este del reino.
Pasó la infancia en su tierra, ayudando a su padre a pastorear ovejas. Pero todo cambió a los 12 años, cuando un golpe de suerte lo llevó a ser el muchacho de los recados de Aramco, la gigante petrolera estatal que Arabia Saudita había fundado el 29 de octubre de 1933 y que por aquel 1947 ya era una de las más grandes del mundo.
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