Por: (Pala) Carlos Palacio
No intentare un nuevo analisis sobre la pertinencia de los diez mandamientos cristianos: ya lo hizo de una forma entretenida e inteligente el español Fernando Savater en su libro Los diez mandamientos en el siglo XXI.
Tampoco me extendere en los malabarísticos cambios que el catecismo católico introduce a los mandamientos originales y en las incongruencias en que incurre la Iglesia misma frente a los preceptos que dice defender.
Haré, sí, un comentario al vuelo sobre el carácter del decálogo cristiano como línea de comparación con los recién promulgados No mandamientos ateos. Aunque los agrupo de la forma en que me resulta más conveniente para el análisis, están precedidos por el ordinal asignado por el catecismo (y que traduce su jerarquía en importancia y trascendencia para la Iglesia).
1 Amarás a Dios sobre todas las cosas
2 No tomarás el nombre de Dios en vano
3 Santificarás las fiestas.
Tres mandamientos hechos no para mejorar la vida de los hombres sino para complacer a dios, incluyendo el tercero que, como saben los fieles, no se refiere al reposo sino al día consagrado a la adoración: "Más el séptimo día será reposo para Jehová tu Dios", reza el capitulo 20 del libro del Éxodo.
Tres muestras de un dios inseguro; necesitado de amor, celoso. Y, recalco, tres preceptos dedicados al cumplimiento de los caprichos del creador y no a la resolución de un interés humano.
4 Honrarás a tu padre y a tu madre
5 No matarás
6 No robarás
7 No dirás falso testimonio ni mentirás.
Pco hay que objetar acá en un comentario al vuelo, excepto que todas las sociedades, con o sin tutula de un dios legislador, han llegado a la conclusión e que conviene no matar, no robar o mentir y que la gratitud con los progenitores es una práctica recomendable.
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